Nació el 15 de febrero de 1910 en Varsovia. Su padre era un
médico muy reconocido que falleció en 1917 a causa de un tifus contraído por un
paciente suyo judío. Irena estuvo al lado de los judíos durante toda su niñez,
incluso fueron ellos los que la pagaron los estudios universitarios tras el
fallecimiento de su padre. Antes de que esta muerte se produjese, su padre le
enseño: “ayuda siempre al que se está ahogando, sin tomar en cuenta su religión
o nacionalidad. Ayudar cada día a alguien tiene que ser una necesidad que salga
del corazón”.
En 1942 cuando se creó el gueto, Irena se unió al Consejo
para la Ayuda de Judíos, y de esta forma salía y entraba de él cuando quería
pero de forma legal. Tras esto, consiguió mas pases para su compañera Irena
Schultz quien la ayudó en su labor.
Los nazis permitían su entrada y salida ya que tenían miedo
de ser contagiados por el tifus; gracias a ellas, pensaban que tendrían
controladas todas las enfermedades, pero ellas, también les proporcionaban
comida, dinero y ropa, a los judíos del gueto. Cuando Irena caminaba por las
calles del gueto, llevaba un brazalete con la estrella de David, como signo de solidaridad y para no llamar la atención sobre
sí misma.
Pronto se puso en contacto con familias a las que ofreció
llevar a sus hijos fuera del gueto. Pero no les podía dar garantías de éxito.
Lo único seguro era que los niños morirían si permanecían en él. A lo largo de
un año y medio consiguió rescatar a más de 2.500 niños por distintos caminos:
comenzó a sacarlos en ambulancias como víctimas de tifus, pero pronto se valió
de todo tipo de subterfugios que sirvieran para esconderlos: sacos, cestos de
basura, cajas de herramientas, cargamentos de mercancías, bolsas de patatas,
ataúdes... Pero Irena quería que algún día, todos los niños rescatados pudiesen
recuperar su identidad (y de este modo a sus familias) asique empezó a registrar
los nombres verdaderos de los niños que rescataba, con los nombres de su nueva
identidad, y los guardó en dos botes de cristal que escondió bajo un manzano en
el jardín.
El 20 de octubre de 1943, Irena Sendler fue
detenida por la Gestapo y llevada a la prisión de Pawiak, donde fue brutalmente
torturada ya que era la única que conocía el paradero de los niños, pero ella
se negó a traicionarles y fue sentenciada a muerte. Mientras esperaba su
ejecución, un soldado alemán se la llevó para un interrogatorio adicional, pero
al salir le gritó en polaco "¡Corra!" y al día siguiente halló su
propio nombre en la lista de los polacos ejecutados. Los miembros de Zegota
habían logrado detener la ejecución sobornando a los alemanes, e Irena continuó
trabajando con una identidad falsa.
Al finalizar la guerra,
Irena misma desenterró los frascos con los registros de los nombres de
los niños y le entregó las notas al doctor Adolfo Berman, el primer
presidente del Comité de salvamento de los judíos sobrevivientes.
Antes de morir, estuvo durante años encadenada a una silla
de ruedas por las lesiones que arrastra tras las torturas sufridas por la
Gestapo. Nunca se consideró una heroína, siempre decía: “podría haber hecho más”. Murió el 12 de mayo de 2008 en Varsovia a los 98 años de
edad.
RECONOCIMIENTOS:
Los niños sólo conocían a Irena por su nombre clave "Jolanta".
Pero años más tarde, cuando su foto salió en un periódico luego de ser premiada
por sus acciones humanitarias durante la guerra, un hombre la llamó por
teléfono y le dijo: "Recuerdo su cara, usted es quien me sacó del
Gueto." Y así comenzó a recibir muchas llamadas y
reconocimientos.
En 1965 la organización Yad Vashem de Jerusalén le
otorgó el título de Justa entre las naciones y se la
nombró ciudadana honoraria de Israel.
En noviembre de 2003 el presidente de
la República, Aleksander Kwasniewski, le otorgó la más
alta distinción civil de Polonia: la Orden del Águila Blanca. Irena fue acompañada por sus familiares y por Elzbieta
Ficowska, "la niña de la cuchara de plata".
En el año 2007 el gobierno de Polonia la
presentó como candidata para el premio Nobel de la Paz.
Ella nunca pensó que recibiría un premio por salvar a todos
esos niños, justificaba su sacrificio como: "esos actos fueron la
justificación de mi existencia en la tierra, y no un título para recibir la
gloria".
Tras todo esto, en 2009 se realizó una película para la televisión:
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